Solo se escucha el aire acondicionado y la música de "Rivers Flows In You" de Yiruma que suena desde mi celular. Cuatro paredes, un escritorio, un pizarrón con un negatoscopio a su lado y 27 sillas es todo lo que hay a mi alrededor. En este extraño y al mismo tiempo "acogedor" espacio es donde me encuentro, es el sitio que yo escogí, el lugar que una mañana de abril yo elegí para pasar mis próximos cuatros años; ¿Dije cuatro? Si, cuatro años que nunca creí que serían tan largos como lo están siendo ahora.
Aquí, en el último piso del último edificio y en el salón del fondo es donde un minuto se convierte en una hora y una hora en 24, el tiempo pasa mas lento de lo normal y los minutos para almorzar no duran ni la mitad de un suspiro... al menos para mi.
Si algo es cierto, es que no estoy donde quiero estar, la verdad es que estoy en un planeta completamente desconocido para mí, no es la ubicación que soñé, pero a estas alturas ya no importa. Me encuentro en el mejor de todos los sitios que pude elegir (así dicen todos), en donde se supone que aprenderé a tener ese "humanismo" del cual carezco, esa paciencia que se me ha negado y esa agilidad que nunca ha existido en mis manos.
No tengo la vocación, estoy segura; quizás tampoco me gusta; tengo una mala memoria para recordar muchos procedimientos, y soy muy tonta al momento de manejar los términos... No tengo ese "tacto" para tratar a las personas, pero tengo ganas y sé que eso es suficiente. Voy a esforzarme, es el momento de dejar ese montón de sueños en la almohada y empezar a vivir mi realidad, mi nuevo entorno será una unidad de salud, mi propósito brindar el mejor de los servicios a todas esas personas que lo necesitan, y mi meta principal... enamorarme de mi profesión.
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