Dijiste que sus cosas ya estaban empacadas, que era cuestión de tiempo para que ella se fuera. Que tú mismo te encargarías de subir sus maletas al taxi y te asegurarías de cambiar la cerradura de la puerta del departamento para que no pudiera regresar. También dijiste que remodelarias cada una de las habitaciones, cambiarías el color que ella escogió para las paredes además de quitar esas viejas y anticuadas cortinas; de igual manera dijiste que juntaríamos nuestros ahorros y compraríamos muebles nuevos y haríamos de ese descuidado departamento el lugar mas acogedor para vivir.
Y un día me dí cuenta que efectivamente sus maletas no estaban y yo ilusionada por cada una de tus palabras me comencé a mudar. Aunque pintaste de verde limón las paredes siempre te rehusaste a cambiar las cortinas argumentando que eran de un bonito color, lo cual al principio no entendí pero por amor a ti yo accedí. Y sí, compramos un precioso sofá donde había espacio suficiente para los dos entre otros muebles más.
Y para sorprenderte con un platillo diferente cada día yo aprendí a cocinar, no tienes idea de las muchas veces que me quemé con el aceite que brincada de la sartén, no te imaginas cuantas veces me corté los dedos picando algunas verduras para ti y tampoco sabes cuantas veces tuve que preparar la misma comida con tal de que estuvieras orgulloso de mi. Y entre la escuela y mis deberes sabes que siempre tuve tiempo y espacio para ti aunque no entendí porque tu no podías hacer lo mismo por mi.
Y en mi intento por mantener en orden nuestro pequeño departamento decidí limpiar el ático y fue donde encontré la respuesta a mi interrogante mas grande. Para mi sorpresa las maletas de ella seguían ahí, siempre había estado ahí, en medio de ti y de mí, nunca se mudó... Porque tu corazón fue tan bondadoso y no te atreviste a echarla a la calle, porque tuviste miedo de lastimar sus sentimientos y herirla, sin pensar ni siquiera un minuto en mi y en lo que yo podría sentir al verla ahí. Nunca pudiste dedicarme una tarde entera por estar al pendiente de ella y si la estaba pasando mal, siempre me dejabas comiendo sola, llegabas tarde por ir a recogerla y al despertar tampoco estabas, en su momento nunca lo supe pero ahora si.
Y después de muchos meses me dí cuenta que en tu corazón no hay sitio para mí.
¡Palabras demasiado improvisadas, con poco sentido! xD
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