Fuiste un ligero accidente en mi lista de contactos, un “¿no hay nadie más conectado?” que se convirtió en una de las más largas y amenas charlas en el Messenger, un perfecto desconocido que se convirtió en mi amigo. Fuiste mi primer desvelo y mi primera lluvia frente al ordenador, mi mejor concierto de rock and roll, mi mejor tarde en el café, el agua de horchata más rica que probé, la única canción en ingles que pude cantar, el mejor domingo que pude disfrutar, la felicitación de cumpleaños más especial, la voz más hermosa que nunca tuve el privilegio de oír cantar.
Eres quien nunca responde mis mensajes, mi más corta y aburrida conversación, una patética tarde lluviosa, una silenciosa y fría noche para dormir. Lejos de ser rock and roll eres la música más aburrida que puedo escuchar acompañando una taza amarga de café, eres la horchata más simple que ahora puedo tomar, eres la canción que he dejado de cantar (y que alguien mas vino a remplazar), los días más agüitados que puedo tener, la última felicitación del 15 de enero que tengo que recibir, el amigo que se convirtió en el mejor de los desconocidos.
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